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La Mata gallinas

  • Juan Pablo Valenzuela
  • 26 avr. 2017
  • 4 min de lecture

La Mata gallinas...

Mi abuelo me contaba de una señora que era experta en matar la gallina... Es decir, era una señora que por falta de trabajo se le ocurrió hacer un negocio propio con lo único que sabia hacer y esto era su habilidad en matar gallinas. En el comienzo partió con un negocio pequeño, en su pequeña casita, los hombres que no podían matar sus gallinas en su hogar por falta de habilidad o por soledad pasaban a verle con las gallinas en la mano y ella les hacia el favor de liquidar al plumífero con facilidad por un pequeño precio. Su trabajo era tan bueno que la voz se expandió y más y más personas acudían a su casa, incluso gente de lugares remotos comenzaron a acudir a ella para llevar acabo el asesinato de la ave, por lo que en ocasiones la mujer, que se llamaba Doña Teresa, encontraba largas filas de caballeros que traían su gallina para ser liquidada. El negocio llego a tener tanto éxito que la señora Teresa debió de contratar otras mujeres que también fueran capaces de matar gallinas con talento y eficacia, pero los hombres siempre preferían que fuera doña Teresa la que eliminara al animal y es que doña Teresa, según mi abuelo, era muy hábil, suave y fuerte, rápida y no hacia sufrir a la gallina, lo cual es lo más importante. Utilizaba todos los medios necesarios para su trabajo, pues no utilizaba herramientas sino que las manos, piernas y hasta la boca si era la ocasión para darles muerte, como un Ninja de la tele. Con tanto publico, los hombres cuando la fila era muy extensa, apurados y cansados de esperar preferían traer dos gallinas y le daban una a alguna de sus asistentes para que les diera muerte y la otra la guardaban sagradamente para Doña Teresa. Así, la casa de Doña Teresa que siempre pequeña y solitaria se vio convertida en una gran casona donde la gente mientras esperaba podía comer, tomar un vaso de jugo de uva o incluso escuchar cantantes populares que también acudían a matar sus aves y pagaban animando a los que esperaban. Doña Teresa se cambio el nombre con el paso de los años, pues creo que le dio por aprender francés y cambio a Madame Teresa y aun cuando tenia muchas asistentes seguía siendo la matadora numero uno de los que acudían a su casona. Madame Teresa estaba siempre sonriente a la hora de atender a hombres cansados y agobiados por los cacareos de sus gallinas que no les permitía dormir de tan parlanchinas que eran esas aves, con decisión y soltura Madame Teresa las liquidaba y algunos caballeros se dormían enseguida agradecidos y sonriendo en la casona aliviados de poder tener un poco de silencio en sus cabezas.

Con el paso del tiempo y el crecimiento de su negocio, llegó a tener muchas mujeres que le ayudaban e incluso en el ultimo tiempo me dice mi abuelo, algunos hombres se disfrazaban de mujer para poder ayudarle a matar gallinas, ¡pues es un trabajo de mujeres! Recalca mi abuelo, pero ante tanta demanda algunos que hacían la fila por Madame Teresa preferían matar pronto el cacareo y acudían a las asistentes femeninas o se dejaban engañar por los disfraces y así terminar pronto con el tramite.

Pero Madame Teresa no era feliz del todo, pues según mi abuelo, ella estaba enamorada de un Gallo y claro, un gallo no podía soportar que ella trabajara matando gallinas y por esto, si bien estaba enamorado de ella, no podían casarse o ser novios, pues era como un ladrón casado con una mujer policía, así que Madame Teresa tenia que conformarse con quererse a la distancia y eso le hacia sufrir, el señor Gallo también sufría mucho y le pedía cada vez que se lograban ver que dejara de matar animales y se dedicara a otra cosa, pero Madame Teresa no conocía otro trabajo y según mi abuelo le tenia cariño a su casona, sus asistentes y su clientela, pero la pena era cada vez más grande, tan grande que en ocasiones ella se dedicaba solo a administrar la fila, saludar, ser atenta con los que cenaban una cazuela o tomaban un vaso de jugo, pero no mataba ninguna ave en mucho tiempo. Tal vez por eso o por que se quedo sin fuerzas de tanto trabajo, reflexionaba mi abuelo, un día sin decirle a nadie decidió jubilar y le dejo el negocio a la asistente que más fama había logrado en matar gallinas y desapareció de la casona y volvió a ser Teresa y ya no fue ni Doña ni madame.

Mi abuelo me dice todo esto mientras se ríe cuando lo cuenta, pues tiene eso él, esa cosa que te cuenta algo y luego se ríe como si yo no entendiera que dice, pero se equivoca, porque todo es claro, yo creo que se ríe porque se acuerda de un chiste diferente y no me lo quiere contar, uno de adultos como dice mi papá y entre más lo presiono más fuerte se ríe y me cambia el tema.

Le pregunté a mi abuela si conocía a la Madame o si era pariente de ella, pues se llaman parecido, claro que una es madame y la otra abuela de primer nombre, pero el apellido es parecido, la madame es Teresa y la abuela es Tere, pero mi abuela Tere mirando a mi abuelo un poquito colorada me dice que ella de francés no sabia nada y lo retaba inmediatamente por boca floja, lo cual es cierto pues el siempre se saca y pone los dientes cuando va a dormir, pero no cuando me cuenta cosas, por lo que creo que ella exagera...¿Será que soy aun muy chico para entender?


 
 
 

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